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¿Ser o no ser una empresa sostenible?

Cualquier empresa que siga planteándose esta pregunta está destinada al fracaso.

Este verano, el cambio climático dejó de ser un concepto para convertirse en algo muy real para miles de personas incluso en los países más desarrollados. En México, a la ola migratoria asociada a la crisis económica y la inseguridad de diferentes países de Centroamérica, se suman los migrantes climáticos, al mismo tiempo que las inundaciones sufridas en Hidalgo, Querétaro y el Estado de México, entre otras entidades federativas, contrastan con los episodios de sequía extrema en Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Guerrero, por mencionar algunos estados.

Alemania y Bélgica sufrieron miles de millones de euros en daños provocados por las inundaciones que arrasaron una gran parte de la infraestructura de las regiones afectadas, mientras tanto, los incendios forestales asolaron a Grecia, Italia y España. Fenómenos similares se vivieron en Turquía, China, Estados Unidos, Canadá y muchos otros países, por lo que la activista Greta Thunberg denunció en su cuenta de twitter que las olas de calor extremas, las inundaciones, las tormentas, los incendios forestales, las sequías y las cosechas fallidas no pueden formar parte de la “nueva normalidad”.

Los jóvenes están asustados y tan solo por eso la pregunta que todas las empresas deberían de hacerse es ¿cómo alinear la misión de la empresa con las necesidades de nuestro futuro grupo de interés más importante?, con lo cual más allá de ser un concepto, la sostenibilidad corporativa se vuelve un enfoque de negocios cimentado en la estrategia de negociación ganar-ganar, donde se le da alta importancia a las relaciones y a los resultados.

Así pues, el gran error que suelen cometer las empresas cuando de sostenibilidad se trata, es considerar que acciones independientes construyen una estrategia organizacional sostenible, cuando, en realidad, el objetivo es generar valor compartido, entendido como el desarrollo de cualquier negocio identificando y participando en la solución de los problemas sociales y ambientales relacionados con la actividad que lleva a cabo la empresa.

Porter y Kramer, creadores de este concepto, identificaron tres formas para crear valor compartido:

  • Reconcebir productos y mercados: Definir los mercados en términos de necesidades no satisfechas o males sociales y desarrollar productos o servicios rentables que ayuden a remediar estas situaciones.
  • Redefinir la productividad en la cadena de valor: Aumentar la productividad de la empresa, o de sus proveedores, abordando las limitaciones sociales y ambientales en su cadena de valor (por ejemplo, desarrollo de envases más ecológicos, mejora de estrategia de distribución, uso de productos ecológicos en la empresa y sus proveedores).
  • Desarrollar clusters locales: Fortalecer las ventajas competitivas de la localidad o región donde la empresa opera para aumentar la productividad de la misma y de su cadena de valor.

Una de las grandes ventajas que la propuesta de valor compartido ofrece a las empresas, es que reconoce que las utilidades, o ganancias, son un elemento legítimo que no necesita estar peleado con los beneficios sociales y ambientales que toda compañía puede integrar en su visión organizacional, con lo que se define un nuevo rol que trasciende los tradicionales modelos de responsabilidad social corporativa, enfocados en mitigar los daños que la operación de las empresas tiene en la sociedad y el medio ambiente, para promover juntos el progreso, económico, social y ambiental.

En Quadrant Comunicación hemos identificado dos tipos de negocios, aquéllos que buscan ser una empresa sostenible y, para ello, adaptan su estrategia en diferentes niveles, conciben nuevas formas y creencias, y aquéllos que siguen intentando que el entorno se ajuste a su estrategia para prevalecer un modelo que está destinado al fracaso. Si quieres explorar cómo ser una empresa sostenible contáctanos, nosotros te ayudamos.

Por Mónica Uribe

El papel de las empresas frente a las “Fake News”

En estos tiempos en donde impera la incertidumbre y a la vez la saturación de información, es importante que las empresas desarrollen estrategias de comunicación transparentes y con la intención de generar empatía entre sus audiencias.

En los últimos años han surgido campañas organizadas de desinformación o noticias falsas, comúnmente vinculadas a la política, aunque a partir de que comenzó la contingencia sanitaria por COVID-19 surgió también un mar de información errónea o malintencionada sobre esta enfermedad que llegó a provocar muertes por ingestión de sustancias nocivas o causar pánico.

Las redes sociales han permitido que cualquier persona pueda crear y difundir información y que los usuarios compartan ésta en una escala mucho mayor. Sabemos, sin duda, que las redes sociales han traído muchos beneficios, pero también han roto las barreras de protección.

Las noticias falsas o fake news no siempre buscan mentir, sino pretenden ocasionar confusión y generar creencias comunes. Esto tiene como consecuencia una pérdida de credibilidad y desconfianza, aun cuando los mensajes provengan de fuentes confiables.

En cuanto a las empresas, también éstas se ven desafiadas por las noticias falsas por el alcance y rapidez en que se propagan. Si una marca o empresa se ve atrapada en falsedades, las consecuencias pueden ser graves: reputación corporativa dañada, pérdida de confianza entre sus audiencias clave y, por ende, efectos negativos en su negocio.

Es por esto que las marcas deben de trabajar en su credibilidad a través de la generación de contenidos auténticos. Esto logrará, también, que reafirmen la empatía entre sus públicos objetivo. Además, pueden desarrollar estrategias de comunicación para proteger su marca y al mismo tiempo fortalecer su reputación. La comunicación producida por las marcas puede ser muy útil y de alto valor cuando se genera y difunde de manera correcta.

A continuación te brindamos unas recomendaciones:

  • Generar contenido útil y de alto valor. Debemos apoyar nuestros anuncios corporativos con datos valiosos de contexto que ofrezcan a los periodistas un panorama o tendencias sobre el tema. De esta manera el lector se puede acercar a tu organización con certidumbre y tu marca fortalecerá su posicionamiento en la red.
  • Cuidar las búsquedas en los exploradores. Cuando las empresas busquen soporte para su contenido en la red, deben de revisar minuciosamente la fuente para que no sea falsa y asegurarse de que no haya intereses ocultos.
  • Monitorear la reputación y seguridad de tu marca en línea. A medida que las noticias falsas continúan propagándose, controlar las menciones de tu empresa en la red es fundamental. De esta manera ante una historia falsa, podrás reaccionar y controlar los daños. Existen muchas herramientas gratuitas o pagadas para monitorear a tu empresa en las redes sociales.
  • Antes de compartir contenido, cerciórate dos veces. Cuando los expertos en el manejo de las redes de tu empresa o tu community manager quiera compartir contenido externo a tu empresa o dar RT, deben de verificar más de una vez que la fuente es valiosa y sobre todo verídica. Hay herramientas como Fact Check de Google que permite identificar noticias falsas.
  • Varias caras de la moneda. Varía tus fuentes. Es importante que tus textos no provengan siempre de la misma procedencia. Incorporar contenido de líderes de opinión de la industria y de publicaciones destacadas aumentará la confianza al ofrecer diferentes puntos de vista.

Es importante que nos cuidemos de este fenómeno también en lo personal. Si te es difícil detectar noticias falsas, utiliza la tecnología y las diversas herramientas a tu alcance antes de creerlas y compartirlas.

Por Rocío Díaz González

Llegó la hora de ejercer nuestro derecho ciudadano

El próximo domingo 6 de junio los mexicanos mayores de edad haremos un nuevo ejercicio de participación ciudadana en el que elegiremos a 15 gobernadores estatales; 500 miembros de la Cámara de Diputados; 1,063 diputaciones locales y 1,925 ayuntamientos.
Descrito como el proceso electoral más grande de la historia de México, tanto por el número de puestos a elegir como por los 93 millones 528 mil 473 ciudadanos registrados en el padrón, es importante recordar que una democracia, por imperfecta que ésta sea, necesita de nuestra participación activa cuando nos llaman a ejercer nuestro derecho.
¿Qué significa esto? VOTAR. No anular el voto. No abstenerse. VOTAR.
¿Formas parte de la nueva generación de jóvenes que por primera vez va a ejercer este derecho ciudadano y quieres construir un mejor país? VOTA.
¿Eres mujer, creciste o naciste con el derecho al voto sin recordar que apenas hace 68 años se nos concedió ese derecho, y crees que México nos debe de ofrecer algo mejor? VOTA.
¿Eres padre, madre, familiar de un niño enfermo de cáncer sin medicamentos? VOTA.
¿Eres una persona que considera que el medio ambiente no puede esperar más para sanarse y debemos de transitar a energías limpias? VOTA.
¿Eres una persona que perdió a un ser querido por el COVID-19 o en el “accidente” de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México? VOTA.
¿Te parece que en un sistema democrático los pesos y contrapesos son importantes? VOTA.
El hartazgo ciudadano ha logrado avances sólidos a lo largo de nuestra frágil democracia. Lo que está en juego el próximo domingo son, justamente, estos progresos. Yo pertenezco a la generación que creció con el “2 de octubre no se olvida”, con marchas a favor de Maquío o Cárdenas, con las primeras victorias de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la primera tanda de participación ciudadana en las casillas electorales, para garantizar que cada voto fuera respetado y contabilizado, tal como había sido entregado, y quiero que mis hijos cuenten con estos derechos.
Incluso si no sabes por quién votar o no estás de acuerdo con las propuestas de ningún partido ¡sal a votar! Puedes apoyarte en la plataforma mivotoutil.mx creada para apoyarnos en el ejercicio razonado de nuestro voto para lograr el equilibrio en la Cámara de Diputados o decidir por la opción que más posibilidades de triunfo tiene en cualquiera de los cargos que serán elegidos.
Soy una firme creyente que las mujeres encabezaremos el cambio que México necesita y ese camino se está construyendo. Mientras tanto, el domingo 6 de junio seremos unas 48 millones de mujeres, casi 52% de la lista nominal de electores, que podremos definir el futuro inmediato de nuestro país y la continuidad de los logros alcanzados. Ejercer nuestro derecho al voto es una forma de participar y alzar la voz.

Por Mónica Uribe

El “¡Ya chole!” y la relevancia de las mujeres como audiencia clave

Era un poco antes de las 7 de la mañana del lunes 2 de julio del 2018 y mientras esperábamos que diera inicio la clase de pilates, mis compañeros y yo platicábamos sobre la histórica jornada electoral que había tenido lugar el domingo 1 de julio: largas filas para votar por todo el país que resultaron en las elecciones que más votos cosechan en la historia de México, reconocimiento de la victoria del candidato ganador por parte de los rivales tan solo 5 minutos después de haber cerrado los centros de votación y, como ganador, un candidato de izquierda.
A una compañera le dio tiempo de expresar que ella sí había votado por AMLO porque era imposible seguir con más de lo mismo y en seguida dio inicio la clase. Ella fue una de las más de 14 millones 700 mil mujeres que votaron por la coalición Juntos Haremos Historia esperando una verdadera transformación. No obstante, cuando desde la presidencia se hace oídos sordos al 49% de la audiencia que en las elecciones del 2018 definió la victoria de la 4T, emitiendo un “¡Ya chole!” al ser cuestionado durante su conferencia matutina sobre el respaldo público que le dio a Félix Salgado Macedonio, candidato a la gubernatura del estado de Guerrero acusado de delitos sexuales, algo grave está pasando en términos de comunicación estratégica (y, por supuesto, desde muchos otros puntos de vista también).
Más aún, INEGI acaba de confirmar que somos un poco más de 126 millones de mexicanos, de los cuales 64.5 millones somos mujeres, lo que representa el 51.2% de la población total. Eso significa que en las elecciones de este año, más de 22 millones de mujeres contamos con capacidad de voto y, de acuerdo con los resultados del Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, superamos a los hombres en 8 puntos porcentuales al momento de votar; así que desestimar la opinión de la audiencia femenina representa un riesgo, ya que en todo trabajo de comunicación estratégica los grupos de interés le otorgan visibilidad a las marcas, incluidos los partidos políticos y candidatos.
Así pues, algunas de las recomendaciones que en Quadrant Comunicación realizamos a nuestros clientes al definir una estrategia de comunicación son las siguientes:
1. Los movimientos sociales de un grupo particular de la audiencia son importantes, por ello, hay que empatizar con ellos y comprenderlos para apoyar la toma de decisiones. En este sentido, hashtags como #8M2021, #RompamosElPacto o #NoMásViolencia, entre otros, cuentan con el apoyo de hombres y mujeres mexicanos de todos los niveles socioeducativos, que estamos preocupados por la seguridad de nuestras madres, esposas, hermanas, hijas, amigas, etc., y representamos un gran porcentaje del electorado que, además, sabemos que estamos exigiendo únicamente lo que todo Estado debería garantizar: seguridad.
2. La micro segmentación es muy importante, hay que estudiarla y entenderla para comprender las preocupaciones y necesidades de los públicos objetivo, que en el tema político son los ciudadanos, para construir una estrategia y, posteriormente, una narrativa que las atienda. Más aún, gracias a las redes sociales, una decisión local trasciende con suma velocidad al ámbito nacional y viceversa; tomando como ejemplo el caso de Salgado Macedonio, basta con tomar una muestra de alguna de las entidades donde se van a disputar 500 diputaciones federales para evaluar si justo en ese estado la violencia hacia el género femenino no es un problema, la respuesta es conocida por todos: es improbable.
3. Cualquier campaña, ya sea de producto o política, no será exitosa con un solo grupo de simpatizantes. La gran diversidad de México requiere estrategias que incluyan nuestra gran pluralidad y las características regionales o locales. En términos políticos, el factor común entre la mayoría de los mexicanos es la insatisfacción generalizada hacia la élite política, la corrupción y la violencia, la cual, por cierto, ha dejado un saldo, de acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda, de casi 20 mil mujeres desaparecidas, de las cuales la mitad va de los 10 a los 24 años y, según el INEGI, todos los días 10 son asesinadas. La ecuación es sencilla, si un candidato quiere ganar, necesita conocer las preocupaciones e intereses que motivan la elección del electorado.
Comprender a nuestros grupos de interés es un elemento crítico para posicionar cualquier marca o idea. Mientras que algunas agencias de investigación nos han agrupado en cinco perfiles: a) Orientadas, activas y optimistas; b) Nutritivas y conservadoras; c) Planificadoras, satisfechas y resueltas; d) Solitarias, estresadas e indecisas; c) Abiertas, sociales y extrovertidas, todas somos tomadores de decisión e influenciadores con capacidad de alcanzar al núcleo familiar cercano y extendido, así como a diferentes grupos de amigos. Por ello, es importante que juntas rompamos el pacto patriarcal y nos aseguremos que el próximo domingo 6 de junio todas las mujeres que nos rodean voten por el proyecto que más se identifica con sus valores y preocupaciones.

Por Mónica Uribe

95.9 % de los mexicanos se conectan a la red a través de dispositivos móviles

El 2020 marcó un precedente en el crecimiento exponencial del internet con el uso de plataformas y herramientas digitales. En este sentido, de acuerdo con Digital 2021, un estudio global por We Are Social y Hootsuite, en México hay 92.01 millones de usuarios de internet quienes se conectan a través de cualquier dispositivo digital y representan el 73% de los 126 millones de habitantes en el país.

Adicionalmente, hoy en día existen más conexiones a través de dispositivos móviles, con lo cual, de acuerdo con el estudio Digital 2021, en México los internautas que tienen entre 16 y 64 años de edad pasan, en promedio, 9 horas y 1 minuto conectados a internet desde cualquier equipo todos los días.

De este estudio, destaca que el 95.9% de los internautas mexicanos se conectan a la red a través de los dispositivos móviles y que los sitios más visitados a diciembre de 2020 fueron:

• Google. Recibió 2.02 billones de visitas en el último mes del año y sumó 98.2 millones de visitas únicas (este número representa identidades distintas que acceden pero no son individuos únicos porque pueden estar utilizando varios dispositivos o navegadores).

• YouTube. El reproductor de videos de Google quedó en segundo lugar con un total de 546 millones y 62.7 millones de visitas únicas. Además tuvo el segundo mejor tiempo de permanencia con 31 minutos promedio.

• Facebook. La social network con más usuarios globales fue visitada 512 millones de ocasiones y tuvo 65.9 millones visitas únicas.

• Wikipedia. Esta enciclopedia libre editada de forma colaborativa recibió 247 millones de visitas en diciembre y alcanzó 61.5 millones de accesos únicos.

• Google México. Bajo su dominio .mx el buscador también fue visitado muchas veces en el país donde alcanzó un total 235 millones, a partir de 29.3 millones de visitas únicas.

• XVideos. Otro sitio visitado con frecuencia, fue esta plataforma gratuita de vídeos de contenido adulto que tuvo un tráfico de 234 millones de visitas.

• Mercado Libre. Uno de los marketplaces favoritos de las pymes mexicanas recibió 205 millones de visitas en diciembre, siendo la plataforma de comercio electrónico más concurrida.

• XNXX. Este otro website fue visitado 170 millones de veces con 22.4 millones de visitas únicas.

• Live. El correo electrónico basado en la web de Microsoft tuvo 115 millones de visitas en el periodo medido.

• PornHub. Cerrando el top 10, está PornHub con un total de 113 millones de visitas.

Asimismo, el informe del Estado Digital en México muestra en qué pasan su tiempo en línea los mexicanos (16 a 64 años), específicamente el porcentaje de consumo más frecuentes:
1. Ver videos en línea (99.3%),
2. Escuchar música en streaming (82.1%),
3. Ver blogs (58.9%),
4. Escuchar o mirar podcasts (51.7%),
5. Distraerse con la radio en línea (48.6%).

En lo que respecta a redes sociales, en el país se utilizan en promedio 3 horas y 25 minutos, cuando la media a nivel mundial es de 2 horas y 24 minutos. En este sentido, México encabeza el consumo de navegación en internet y, en cuanto al uso de las redes sociales, las plataformas más usadas son Facebook, Youtube, WhatsApp y TikTok, las cuales tienen en promedio 800 millones de usuarios alrededor del mundo.

Por Yadira Domínguez

Contenido generado por el usuario, el mejor aliado para tu marca

El contenido generado por el usuario (UGC, por sus siglas en inglés) es cualquier tipo de contenido que crean y publican los usuarios de un determinado sitio web, servicio, plataforma o sistema. Este término se atribuye, principalmente, a publicaciones realizadas por el público general o los clientes, como los comentarios en blogs, redes sociales, videos, imágenes o hasta las opiniones en tiendas en línea.

El UGC se utiliza ampliamente en el ámbito del marketing, ya que se trata de un tipo de contenido en el que los usuarios contribuyen de manera desinteresada y que define en gran medida la reputación de la marca, ya que tendemos a confiar más en otros usuarios y en el contenido generado por los mismos, al considerar estas opiniones auténticas, desinteresadas y genuinas.
Las opiniones, valoraciones y comentarios de usuarios representan un flujo constante de nuevo contenido, fortalecen el engagement de los fans y aumentan la confianza con los usuarios, además de aumentar la credibilidad de la marca y, en algunos casos, motivar o acelerar una decisión de compra.

Tener opiniones positivas de usuarios no es algo fácil de lograr, ya que se requiere contar con una relación suficientemente sólida con éstos, para que inviertan un poco de su tiempo para contribuir con opiniones y comentarios.
¿Cómo lograrlo? A continuación, te damos algunas recomendaciones:
• Crea publicaciones con las imágenes o videos que publican tus seguidores usando o disfrutando de tu producto, no sin antes consultar si puedes hacer uso de ellas y mencionar al autor como agradecimiento. Estas publicaciones funcionan para aumentar tu interacción e invitan a otros usuarios a crear contenido para ti.
• Si los usuarios mencionan su experiencia en sus historias, no desaproveches la oportunidad y compártelo en la tuya, así tendrás más oportunidad de que tus seguidores te tengan en mente.
• Realiza concursos, estos son una gran oportunidad para atraer nuevo contenido y lograr que más usuarios compartan su contenido contigo.
• Aprovecha los vídeos, imágenes, comentarios o recomendaciones de tus usuarios para tus campañas y promociones.
• Publica encuestas, son una buena manera de conocer la opinión de tu audiencia y generar engagement. Puedes otorgar algún tipo de beneficio para incentivar la participación.
• Proporciona plantillas para que los usuarios puedan añadir su propio contenido.
• Recuerda siempre pedir autorización, un mensaje directo o un comentario en la publicación del usuario bastará para que entres en contacto y solicites el permiso.

Esta tendencia apenas va en crecimiento, en el futuro se espera que existan más oportunidades de coproducir. ¿Estás listo para compartir el contenido de tus usuarios?

Por Bárbara Delgado

La nueva normalidad y el optimismo tóxico

La nueva normalidad, esa combinación de lo que solía ser, lo que es y lo que no sabemos qué será, aderezada con un bombardeo de mensajes que instigan a mantenernos permanentemente optimistas, negando que la incertidumbre forma parte de la vida y minimizando la gran variedad de emociones a las que esta época de pandemia nos expone.
De acuerdo con los expertos en salud mental, esta tendencia al optimismo exacerbado podría estar afectándonos mucho e, incluso, resultar tan dañina como mantener una conducta permanentemente negativa hacia la vida y sus constantes desafíos. Por ello, es importante revisar si como líderes fomentamos la positividad tóxica, entendida como el impulso de una actitud de felicidad forzada y una forma radical de etiquetar emociones y sentimientos como buenos o malos.
Por supuesto, iniciar todas las reuniones con una larga lista de hechos negativos no es recomendable, como tampoco lo es destacar que el sol brilla, estamos vivos, la empresa batalla pero sigue adelante y tenemos trabajo.
Pero, ¿cómo saber si somos un líder que fomenta la positividad tóxica? Una buena pista es, observar si cada vez que alguien nos comparte una vivencia fuerte en forma inmediata necesitamos hacerle ver lo que puede ser rescatado, iniciando nuestra oración con una expresión como “cuando menos…”, o después de haberle escuchado concluir que “todo va a estar bien…” o que “las cosas pasan por algo…”.
Si bien nuestras intenciones pueden ser buenas, lo que en realidad estamos propiciando es que los otros escondan lo que sienten al sentirse etiquetados por experimentar emociones negativas. Lo importante es recordar que las emociones son nuestra brújula interna y nos permiten darle significado al mundo y encontrar una forma para sanarnos y seguir adelante. El miedo, la rabia, la frustración, el dolor y la tristeza, tan frecuentes en esta época de pandemia, son tan naturales como la alegría y el amor.
Al invalidar o minimizar las emociones negativas, en vez de construir una red de apoyo interrumpimos la comunicación y la solidaridad, además de que a nivel empresarial, de acuerdo con Amy Morin, psicoterapeuta y autora de bestsellers internacionales, la positividad tóxica: reduce la motivación, fomenta el exceso de confianza y, por lo tanto, se desvirtúa la percepción de la realidad, lo que puede hacer que se pase por alto riesgos reales, adicionalmente, la represión de estas emociones se puede provocar depresión.
Si bien es cierto que algunas personas son naturalmente optimistas, aceptar la gran variedad de emociones que los seres humanos tenemos es bueno para la salud mental individual y organizacional. Por ello, ser respetuoso a los sentimientos que están presentando nuestros compañeros y colegas, actuar con compasión reconociendo sus sentimientos y preguntar qué podemos hacer para ayudar, es la mejor forma para evitar la positividad tóxica y fomentar la salud emocional.

Por Mónica Uribe

Las redes sociales después de Trump

Los medios de comunicación han hablado siempre de la imparcialidad de la noticia, sin embargo, han tenido, desde sus inicios, una línea editorial que los distingue por su selección de notas o reportajes, la prioridad que le dan a la información, así como por su equipo editorial y columnistas, aunque estos sean responsables de sus contenidos.

En contraste, en esta época digital las redes sociales se habían mantenido, hasta ahora, firmes en que no son un medio de comunicación, sino un canal, a través del cual todos nosotros –los usuarios–, emitimos contenido del cual somos responsables en lo individual.

¿Cómo cambió está realidad con la era Trump? A continuación expongo algunas ideas:
La máxima de las redes sociales ha sido crear un espacio donde las personas puedan expresarse y dar a conocer su opinión. Cada red social cuenta con reglas claras de autoregulación y deontología, especialmente en lo que se refiere a la no incitación de la violencia, la no discriminación y la libertad de expresión. Sin embargo, como Facebook, señala en sus normas comunitarias, están “interesados en que las personas puedan hablar abiertamente sobre los temas que les importan, incluso si otros no están de acuerdo o los consideran objetables”, por lo que “en algunos casos, permitimos contenido para la concientización pública que, de otro modo, incumpliría las normas”. En pocas palabras, deciden qué puede publicarse o no en forma subjetiva de acuerdo con sus criterios de línea editorial.

Como sociedad, vivimos con gran ilusión hace una década cuando las redes sociales fueron el catalizador de la primavera árabe, manifestaciones populares que clamaban cambios políticos en países del Medio Oriente en busca de democracia. Las redes sociales se erigieron entonces como una alternativa para que las personas comunes y corrientes tuviéramos una voz.

Sin embargo, este poder conferido a los usuarios puede ser peligroso, pues puede ser utilizado para asociaciones delictuosas, terrorismo, favorecer la discriminación, entre muchas otras posibilidades. Es así que, con el paso de los años, las redes sociales han tenido que ir ampliando sus reglas y ejerciendo su línea editorial para permitir o no la publicación de cierto tipo de contenido. Asimismo, abrieron alternativas de denuncia para que cualquier usuario pueda señalar qué contenidos le resultan inapropiados, herramientas que debo decir, por experiencia, no son muy efectivas pues tardan en procesarse.

Todo esto nos lleva a Trump, quien utilizó las redes sociales para dar a conocer decisiones y estrategias de gobierno, terminar la relación con algunos de sus colaboradores, ejercer la política internacional del país y generar polémica. Las redes, especialmente Twitter, dejaron pasar por años sus abusos pues ponía a la propia red social en el centro de la información mundial, hasta que en los últimos meses, justo al final de su mandato, decidieron poner límites, primero, al incluirlo en la política de verificación de información y más adelante cuando suspendieron su cuenta, inicialmente en forma temporal y luego permanentemente.

Aunque en este caso en particular nos parezca apropiada la decisión de Twitter y de Facebook, pues Trump había rebasado todos los límites e incitó un acto violento contra el Capitolio de los Estados Unidos, establece un precedente que no podremos dejar atrás. ¿Serán las redes sociales las que determinen qué movimientos sociales son justos y cuáles no? ¿Cuál es la línea que divide la convocatoria pacífica de movimientos sociales de una que se torna violenta? ¿Deberemos ser corresponsables como usuarios al crecimiento de redes sociales alternativas para evitar la concentración del poder en unas cuántas? Sin duda, seguiremos viendo más sobre este tema.

Por Ma. Fernanda Ortiz

Los influencers y la generación Z

La manera en que consumimos productos y servicios cambia vertiginosamente y se moldea de acuerdo con el comportamiento de las nuevas generaciones. Actualmente convivimos y consumimos por lo menos cuatro generaciones, la de los baby boomers, generación X, generación Y o millennials y la generación Z o centennials, estos últimos nacieron a partir de 1995 y es la primera generación nacida en la era digital.

Los millenials ya dejaron de trazar las tendencias de consumo, ahora es la generación Z la que está plasmando nuevas maneras y la preferencia de unas marcas sobre otras. Es por esta razón que las empresas trabajan arduamente para diseñar campañas de comunicación y mercadotecnia que atraigan a estos centennials, quienes utilizan indiscutiblemente la tecnología, la movilidad y las redes sociales.

Un reciente estudio de Reino Unido de The Pull Agency, dice que la generación Z se centra en el internet para realizar la búsqueda de productos, por lo que calificó a esta generación como la más influenciable por los “influencers”, en especial si se trata de productos de belleza y salud, ya que es la generación que más se preocupa por lucir y sentirse bien.

Es así que muchas de las marcas incluyen en su estrategia de mercadotecnia a los influencers, lo que se llama como influencer marketing, pero ¿quiénes son ellos?

Un influencer es una persona que es reconocida entre un amplio nicho de la población, generalmente son personalidades que han adquirido gran fama, que tienen miles o millones de seguidores y quienes, al haberse convertido en figuras públicas, gozan de amplia credibilidad. Esta estrategia funciona bien para marcas de consumo masivo, y precisamente son éstas las que pueden asignar recursos económicos para tener acuerdos comerciales con ellos con el fin de que promuevan sus productos, principalmente a través de las redes sociales.

Existen también los microinfluencers que son gente común, que se han destacado por ser ejemplares en diversos rubros y especialidades –desde salud, cocina, familia, deportes, viajes, o cualquier otra especialidad–, esto los hace que sean mucho más cercanos a la gente y, por lo tanto, conecten mejor. El objetivo de trabajar con ellos no es solo promover productos, lo cual hacen de manera más natural al ser los expertos en la materia, sino impulsar tendencias en las redes.

Y es por estas características de los influencers que los centennials conectan muy bien con ellos, por ser una generación que busca identificarse con lo que interactúa para no sentirse tratados solo como consumidores potenciales. Es por esto que TikTok es muy popular entre ellos, pues cualquier joven que realice un video auténtico, innovador, rápido y divertido puede alcanzar gran popularidad y convertirse en un potencial influencer.

Por lo anterior, los especialistas en mercadotecnia digital deben trabajar para que su marca ofrezca una propuesta emocional, cercana y transparente, además de ser empáticos y responsables ante los problemas del mundo que son prioritarios para las generaciones jóvenes. Las mismas redes sociales están respondiendo a esta transparencia, tal es así que Instagram de Reino Unido acordó medidas para combatir la publicidad encubierta de los influencers, quienes deberán confirmar y aclarar si han recibido algún incentivo para promocionar un producto.

Es así que la estrategia de influencer marketing continuará evolucionando para ser más auténtica y transparente para las generaciones jóvenes y las que vienen, que son las que marcarán los patrones de consumo y tomarán las nuevas decisiones.

La comunicación estratégica y cómo se convirtió en un tema político el uso del cubrebocas en los Estados Unidos

La desconfianza por el uso del cubrebocas es compartida por muchos norteamericanos, 97% de los demócratas han dicho que usan cubrebocas en lugares públicos, mientras que solo el 70% de los republicanos lo hacen, a pesar de que las autoridades de salud insisten en que es una buena forma de evitar el contagio.

¿Cómo algo tan sencillo como usar un cubrebocas se convirtió en algo político?
Hagamos un poco de historia: en octubre de 2001, Estados Unidos enfrentó una crisis de salud provocada por el envío de Ántrax a oficinas de gobierno a través del correo. El Secretario de Salud en ese entonces, Tommy Thompson, se presentó en televisión y especuló, sin pruebas, que la primera víctima había tomado agua de una corriente al aire libre. Conforme avanzó la crisis, diferentes oficiales dieron información frecuentemente opuesta entre sí, en pocas palabras, nadie estuvo realmente a cargo de comunicar lo que sucedía a la población causando una crisis de confianza y desinformación.

Esta experiencia llevó al Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) a hacer una guía de comunicación para emergencias y riesgos sanitarios, comúnmente llamada CERC (Crisis, Emergency, Risk Communication Guide). Este protocolo de comunicación y manejo de crisis, destaca como una de las claves para evitar la confusión masiva al tener un solo vocero oficial, quien debe ser una persona creíble y confiable en términos científicos y conocer el tema suficientemente bien para manejar las expectativas de la sociedad, además, afirma, no debe ser un político, ya que su mensaje debe llegar en forma imparcial a toda la sociedad.

Esto no significa que personajes políticos no puedan hablar sobre el tema, sino que no pueden hablar de la ciencia y deben seguir el liderazgo en la materia del vocero oficial. Un buen ejemplo de cómo debe funcionar esto fue lo que ha sucedido durante la pandemia en Nueva Zelanda; Jacinda Ardern, la primera ministra, ha estado presente en la mayoría de los briefings sobre el tema, pero no los ha liderado.

El protocolo de la CDC no se ha cumplido en los Estados Unidos durante la pandemia: no ha habido un vocero definido, ni un mensaje claro y el presidente Trump ha intentado incansablemente tomar el liderazgo de la conversación con fines electorales y restar credibilidad a Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. Esto llevó a muchos americanos a tomar partido por una de las partes, demócratas por Fauci y republicanos por Trump, situación que se ha visto exacerbada por la prensa y la televisión liberal o conservadora, quienes se sumaron a esta dinámica, con lo cual el cubrebocas fue el símbolo de toda esta discusión.

Los gobiernos y los que nos dedicamos a la comunicación debemos aprender de esta experiencia, de qué sirve toda la planeación que implica un protocolo de comunicación de crisis si no se siguen sus lineamientos cuando la enfrentas, si los liderazgos no se alinean para ofrecer una narrativa consistente poniendo el bienestar del país o la organización por encima de los intereses personales. Un tema que sin duda nos dará mucho qué pensar…